jueves, 23 de septiembre de 2010

Mixidad masónica

2010: El Gran Oriente de Francia, principal obediencia masónica adogmática y liberal ha, por fin, votado que no habrá más "discriminaciones" fundadas sobre el sexo para quienes soliciten una iniciación en esta obediencia. Creo que esta noticia bien vale nuestro júbilo ya que pone fin de raíz a una controversia que a estas alturas, ni siquiera tendría que mencionarse.

Las argumentaciones a favor y en contra de la mixidad masónica han florecido en múltiples espacios de reflexión, llegando a menudo a posiciones extremas, muy ajenas al espíritu de tolerancia que en principio debe regir el actuar de los Masones. La Masonería es un gran árbol de tronco único pero de múltiples ramas, de raíces profundamente antiguas. La Masonería mixta es una de estas ramas. No es la única vía, es una entre tantas, es uno de los caminos en la búsqueda de la verdad. Así algunos, se sentirán más a gusto trabajando en un ambiente exclusivamente masculino, femenino y por último, otros buscarán una alternativa mixta.

El Rito Francés no sólo así lo entiende sino que también lo practica, por lo que se distingue en esencia de otras prácticas masónicas. En efecto, la singularidad del Rito Francés emana a diferencia de muchos otros por su carácter eminentemente laico, incluyente y tolerante por lo cual admite como uno de sus principios fundadores la participación activa de la mujer en un pie de igualdad dando a las Logias la triple opción de trabajar en un entorno exclusivamente masculino, femenino o mixto.

La mirada de nuestro Rito sobre el asunto de la Mixidad se simboliza en la imagen de Jano, este Dios de doble cara que voltea hacia el pasado y el futuro a la vez, que se ha caracterizado por su especial capacidad en integrar la herencia de la sabiduría antigua pero también entender las problemáticas y los desafíos de su tiempo. Ha sabido superar la aparente dualidad entre fidelidad a la tradición y búsqueda constante de la verdad. Recordamos también que en nuestra declaración de principio, la francmasonería no admite ninguna limitación, es decir, que rechaza cualquier tipo de exclusión por motivos de raza, nacionalidad, creencias religiosas o convicciones políticas, ni tampoco de sexo y agregaría de orientación sexual. La fraternidad, centro de la unión es la que nos permite lograr la igualdad tan anhelada. La mixidad es una de las facetas concretas de la fraternidad y uno de los máximos tesoros de nuestro Rito, lo que lo hace congruente con los grandes principios progresistas que defiende con firmeza desde hace varios siglos.

Sin embargo, todavía, la participación de la mujer en la Masonería no hace la unanimidad y nos tropezamos con posiciones encontradas al respecto. Nuestra institución tiene un carácter doble. Por una parte, es universal y perenne. Es lo que la constituye como una escuela esotérica tradicional, la más antigua de Occidente. Pero también, es una asociación enraizada en el presente y futuro de la Humanidad y que no es ajena a las evoluciones y revoluciones sociales. Esta doble realidad es la que sustenta las tesis a favor o en contra de la mixidad, es el corazón de la disputa.

Desde un punto de vista histórico, si nos remontamos a los orígenes operativos de nuestra fraternidad, observamos lo siguiente: a partir del siglo XI, en Europa, se desarrolla al lado de la tradicional división tripartita de la sociedad feudal en campesino, clero y noble, una nueva figura: el comerciante y artesano. Esta nueva forma de trabajo incorpora a la mujer por primera vez a los oficios, los cuales se realizan a través de la asociación familiar. La mujer ayuda a su marido en el oficio de éste, y luego le sustituye o le sucede. En el seno de esta misma asociación familiar, el padre enseña su arte a sus hijos e hijas. Es así como una Sabine de Pierrefonds, hija de arquitecto, se vuelve a su vez, maestra de obra. Pero como el refrán popular bien lo dice, una golondrina no hace la primavera y parece que Sabine fue la excepción que confirmó la regla. Ahora bien, es cierto que hubo una participación de las mujeres en gremios, tal vez, con rasgos iniciáticos similares a la de los constructores. Estos oficios propios que desempeñaban las mujeres fueron los relacionados con las artes textiles y la confección – hilanderas, tejedoras, tintoreras, costureras o sastras y hasta lavanderas – , y los de la alimentación. Así, si bien había corporaciones esotéricas femeninas en la Edad Media en Occidente, no así propiamente mixtas. Y si hubo casos de mujeres asumiendo papeles tradicionalmente reservados a hombres, no fue por derecho propio, sino por su condición de esposas, viudas o hijas. En este sentido, se puede afirmar que las corporaciones de arquitectos y picapedreros, desde sus inicios, moldeadas por y para los hombres. De ahí, que la Masonería, o mejor dicho, algunos de sus miembros, consideran que nuestra Orden debe seguir su paradigma original de organización masculina.

Ahora bien, un factor especialmente importante a tomar en consideración para entender el debate sobre la mixidad es la emancipación social de la mujer y su inserción en todos los sectores de la vida pública, en particular, en lo económico, – su salto de la esfera meramente reproductiva a la productiva –, a principios del siglo XIX con la revolución industrial y a todo lo largo del siglo XX provocando profundos cambios en las mentalidades. El mundo profano es mixto, desde la escuela pasando por el mercado laboral – esto no significa que haya paridad pero éste es otro tema –. Esta nueva situación ha llevado a las mujeres a reclamar el derecho a participar también en la esfera de la vida esotérica, en un pie de igualdad con sus congéneres. Sin embargo, algunos alegan que la Masonería no puede ser una réplica del mundo profano, ya que como sociedad esotérica se rige por criterios independientes. Las cuestiones profanas y seculares – los metales –, y en este sentido, la mixidad, se deben de quedar fuera, en la puerta del templo.

Es necesario contextualizar desde la historia de la condición femenina ciertos textos que abogan por una masonería estrictamente masculina. Cuando nació en Inglaterra la Masonería llamada especulativa y se constituyó formalmente como tal a través de una Carta Magna compuesta por Linderos o puntos de referencia, redacción de la cual se encargó el pastor Anderson, estamos a principios del siglo XVIII. El artículo (Articulo III - De las Logias) que se ha prestado a una interpretación controvertida declara: “Las personas admitidas como miembros de una Logia tienen que ser hombres buenos y leales, libres de nacimiento y de edad madura y razonable; ni esclavos, ni mujeres, ni hombres inmorales o de conducta escandalosa, sino de buena reputación”. Algunos han tomado este manifiesto como dogma de fe considerando cualquier tipo de divergencia de puntos de vista al respecto como heterodoxo, irregular, cismático. Tomemos este texto fundador como lo que es, una Constitución, la cual como en los Estados es susceptible de cambios y modificaciones cuando ya no corresponde a la realidad social, económica, cultural de la nación. Esta postura de connotaciones misóginas, que con nuestros ojos modernos, nos parece arcaica, se entiende perfectamente cuando la situamos en el contexto de la época. En este mismo tenor de ideas, encontramos en el Discurso de 1736 del Caballero de Ramsay, Gran Orador de la Gran Logia de Francia, las siguientes alusiones argumentativas a favor de la no participación del “bello sexo” en la fraternidad: “Admitir personas de uno y otro sexo en las asambleas nocturnas, oponiéndose así a la primitiva institución, fue la causa de todas las infamias. Es para prevenir semejantes abusos que las mujeres están excluidas de nuestra Orden. No es que somos injustos por considerar el sexo como incapaz de mantener un secreto, sino que su presencia podría alterar ligeramente la pureza de nuestras máximas y de nuestras costumbres”.

Si el sexo está desterrado, que no haya alarma
No es un ultraje a su fidelidad
Sino que tememos que al entrar el amor con sus encantos
Produzca el olvido de la fraternidad.
Los nombres de hermano y amigo serían débiles armas
Para proteger los corazones contra la rivalidad.

Desde la Edad Media, pasando por el Antiguo Régimen en Europa y hasta la Revolución de 1789, las mujeres fueron relegadas a un segundo plano, salvo algunas excepciones, del proceso histórico. Eternamente menor de edad, la mujer pasaba de la patria potestad de su padre a la de su marido y no podía actuar nunca sin la licencia de un varón.

Las mujeres, por lo general, estaban determinadas por los usos y costumbres a estar solamente a cargo del hogar y de los hijos. Desde el punto de vista social de la época, la desigualdad de la mujer era un hecho natural: el sexo femenino era considerado inferior, débil y de menores condiciones intelectuales que el masculino, incapaz de asumir responsabilidades trascendentes. La mujer no tenía participación social, ni política: su papel estaba enclaustrado en lo doméstico. Raras eran las que tenían acceso a una educación formal. En su Fisiología del Matrimonio, escribe Balzac: “La mujer es una propiedad que se adquiere por contrato; es mobiliaria ya que la posesión equivale al título; la mujer no es más que un anexo del hombre”. Tal era el pensamiento de la época y no hay que ofuscarnos por eso. Anderson y Ramsay son sólo un reflejo fiel del espíritu de su tiempo.

Como remedio paliativo, se idearon varias formulas, exclusivas para las damas de la nobleza, para poder ejercerse en el arte de la construcción alegórica, la masonería de adopción. Esta se puede considerar como una correspondencia esotérica de lo que ya existía para las mujeres de la alta aristocracia en el mundo profano, conocido como los salones literarios muy en boga en estas épocas, especialmente en Francia, cuya finalidad era disfrutar de compañía amena, refinar el gusto y ampliar conocimientos mediante la conversación y la lectura. La masonería de adopción, que podemos calificar hasta cierto punto de mundana, se focalizaba en cimentar ciertas virtudes consideradas propias del sexo femenino como el candor, la clemencia y la caridad, así como fomentar actividades de beneficencia. Al lado de esta masonería de salón y pompa aparecerán con posterioridad otras asociaciones llamadas paramasónicas bien sean femeninas o mixtas como por ejemplo la Orden de la Eastern Star en Estados Unidos. Sin embargo, estas formulas son anecdóticas cuando las comparamos a un día de 1893, fecha en que se fundó gracias a la acción de María Deraismes, la primera Orden Mixta por derecho propio y sin ninguna tutela masculina, el Derecho Humano.

Ahora bien, desde un punto de vista filosófico-iniciático, tanto lo masculino como lo femenino cohabitan, coexisten en la Naturaleza. Son los dos polos complementarios de una misma realidad y no tienen porque vivir artificialmente aislados, sino al contrario, debemos procurar la reconciliación de los aparentes opuestos en conflicto. Pues el Ser es Uno y es hermafrodita. La psique es una totalidad que integra tanto elementos femeninos como masculinos, y sólo haciéndonos conscientes de nuestra condición de Yin y de Yang lograremos nuestra plenitud, nos volveremos plenamente humanos. La realización individual total implica por lo tanto la trascendencia de la identidad de género. Cabe aclarar que en ningún momento se pretende una masculinización de lo femenino, ni tampoco lo contrario. Pues reconocemos que en nuestra igualdad, existe diversidad. Somos iguales pero no somos idénticos. Existen diferencias bien sean genéticas, hormonales, cerebrales entre lo masculino y lo femenino. Pero el Género Humano para alcanzar su plenitud debería, según nuestro punto de vista, integrar todas las potencialidades y funciones psíquicas que nos conforman, tanto las consideradas arquetípicamente masculinas como la razón, el pensamiento lógico y científico como las “propias” del carácter femenino como la intuición, la imaginación y el sentimiento. Además como lo nos recuerda el séptimo principio hermético del Kybalion atribuido a Hermes Trismegisto, llamado principio de Género: "El género está en todo; todo tiene sus principios masculino y femenino; el género se manifiesta en todos los planos Las energías masculina y femenina funcionan en todos los ámbitos. Todo tiene un género: activo y masculino o receptivo y femenino. Y todo, además de pertenecer al género masculino o femenino, tiene dentro de sí la energía correspondiente al género opuesto". Las columnas J y B del templo, están presentes en el corazón. Las columnas masculina y femenina no están demasiado cerca, ni demasiado lejos; hay un espacio entre ambas para que la luz pueda penetrar en medio de ellas.

Tal vez, sea el momento apropiado para evocar el mito del andrógino expuesto en el Banquete de Platón y remembrarnos nuestra naturaleza primitiva: “En otro tiempo la naturaleza humana era muy diferente de lo que es hoy. Primero había tres clases de hombres: los dos sexos que hoy existen, y uno tercero compuesto de estos dos, el cual ha desaparecido conservándose sólo el nombre. Este animal formaba una especie particular, y se llamaba andrógino, porque reunía el sexo masculino y el femenino; pero ya no existe y su nombre está en descrédito. En segundo lugar, todos los hombres tenían formas redondas, la espalda y los costados colocados en círculo, cuatro brazos, cuatro piernas, dos fisonomías, unidas a un cuello circular y perfectamente semejantes, una sola cabeza, que reunía estos dos semblantes opuestos entre sí, dos orejas, dos órganos de la generación, y todo lo demás en esta misma proporción. Marchaban rectos como nosotros, y sin tener necesidad de volverse para tomar el camino que querían…. El sol produce el sexo masculino, la tierra el femenino, y la luna el compuesto de ambos, que participa de la tierra y del sol. De estos principios recibieron su forma y su manera de moverse, que es esférica. Los cuerpos eran robustos y vigorosos y de corazón animoso, y por esto concibieron la atrevida idea de escalar el cielo, y combatir con los dioses. El negocio no carecía de dificultad; los dioses no querían anonadar a los hombres, como en otro tiempo a los gigantes, fulminando contra ellos sus rayos, porque entonces desaparecerían el culto y los sacrificios que los hombres les ofrecían; pero, por otra parte, no podían sufrir semejante insolencia. En fin, después de largas reflexiones, Júpiter se expresó en estos términos: Creo haber encontrado un medio de conservar los hombres y hacerlos más circunspectos, y consiste en disminuir sus fuerzas. Los separaré en dos; así se harán débiles y tendremos otra ventaja, que será la de aumentar el número de los que nos sirvan; marcharán rectos sosteniéndose en dos piernas sólo, y si después de este castigo conservan su impía audacia y no quieren permanecer en reposo, los dividiré de nuevo, y se verán precisados a marchar sobre un solo pié… Después de esta declaración, el dios hizo la separación que acababa de resolver, y la hizo lo mismo que cuando se cortan huevos para salarlos, o como cuando con un cabello se los divide en dos partes iguales. En seguida mandó a Apolo que curase las heridas y colocase el semblante y la mitad del cuello del lado donde se había hecho la separación, a fin de que la vista de este castigo los hiciese más modestos. Apolo puso el semblante del lado indicado, y reuniendo los cortes de la piel sobre lo que hoy se llama vientre, los cosió a manera de una bolsa que se cierra, no dejando más que una abertura en el centro, que se llama ombligo… como en recuerdo del antiguo castigo. Hecha esta división, cada mitad hacia esfuerzos para encontrar la otra mitad de que había sido separada; y cuando se encontraban ambas, se abrazaban y se unían, llevadas del deseo de entrar en su antigua unidad, con un ardor tal, que abrazadas perecían de hambre e inacción, no queriendo hacer nada la una sin la otra. Cuando la una de las dos mitades perecía, la que sobrevivía buscaba otra, a la que se unía de nuevo, ya fuese la mitad de una mujer entera, lo que ahora llamamos una mujer, ya fuese una mitad de hombre; y de esta manera la raza iba extinguiéndose… Júpiter puso los órganos en la parte anterior y de esta manera la concepción se hace mediante la unión del varón y la hembra. Entonces, si se verificaba la unión del hombre y la mujer, el fruto de la misma eran los hijos; De aquí procede el amor que tenemos naturalmente los unos a los otros; el nos recuerda nuestra naturaleza primitiva y hace esfuerzos para reunir las dos mitades y para restablecernos en nuestra antigua perfección. Cada uno de nosotros no es más que una mitad de hombre, que ha sido separada de su todo, como se divide una hoja en dos. Estas mitades buscan siempre sus mitades”.

La Logia, el espacio sagrado y consagrado donde se reúnen y trabajan los Masones para labrar su piedra bruta, es una representación a nivel microscópico del universo, del cosmos. Y como ya lo hemos visto, el cosmos está compuesto en todos sus niveles por fuerzas activas y pasivas, masculinas y femeninas. Por lo tanto, excluyendo uno de sus elementos naturales inherentes, es dudoso lograr la logia justa y perfecta. ¿Acaso es posible difundir la luz y reunir lo disperso en su máxima energía expansiva cuando una parte de la humanidad no es partícipe, cuando el organismo está mutilado? ¿Cómo cumplir con la perfecta armonía arquitectónica, cuando una de las columnas que sostienen el edificio hace falta?

La inclusión de las mujeres en la Masonería es el fruto de una construcción lenta y progresiva, como dice el poeta se hace camino al andar. La integración femenina dentro de la Orden es un reflejo del proceso histórico de la condición de las mujeres, de la esclavitud hasta la emancipación, emancipación que está lejos de haberse cumplido a cabalidad, en particular para las más pobres. Recordemos las conmovedoras y luminosas palabras de una Louise Michel, célebre anarquista, protagonista de la Comuna de París y feminista, iniciada al ocaso de su vida a los 74 años en 1903: “Mucho tiempo hace que hubiera sido de los vuestros si hubiera sabido de la existencia de logias mixtas; pero pensaba que, para pertenecer a un medio masónico, era necesario ser hombre. En mi opinión, ante el ideal de libertad y de la justicia no hay diferencia entre hombres y mujeres… Se desconfía de las mujeres que, sin embargo, son una enorme fuerza. La mujer es un terreno fácil de cultivar, es un compañero y no un esclavo… Ella misma tiene que ser el artífice de su emancipación. La mujer ha de rechazar continuar siendo el ser inferior que la vieja sociedad ha pretendido hacer de ella a perpetuidad…El duelo entre sexo es ridículo y odioso: no se trata de la mujer contra el hombre; lo único que existe es la humanidad… Actuemos y vayamos rápido, porque no estamos solos y tenemos que pensar en los demás. Dejemos a los reaccionarios aferrarse al pasado, a sus instituciones que se hundirán con ellos, teniéndolos prisioneros como ratones en sus agujeros…Tenemos que transformar algo más importante que las constituciones: la sociedad donde las miserias se deslizan unas sobre otras; el hambre, la ignorancia, la prostitución, el odio… El poder embrutece a los seres humanos; no debemos conquistarlo para luego expulsarlo de entre nosotros, hombres y mujeres, sino eliminarlo de la sociedad haciendo de esta una gran familia libre, igualitaria y fraternal, siguiendo el ejemplo de la hermosa divisa masónica... No será un trabajo fácil, puesto que sabemos que la reacción se movilizará para conservar sus privilegios. Mientras nosotros caminamos hacia el futuro, ellos quieren conducir la humanidad al pasado… A los masones y las masonas corresponde crear una religión nueva, la religión sin dios, ni dogma”.

Hoy la cuestión de la admisión de las mujeres a la iniciación masónica se debe plantear en las mismas condiciones que los hombres a pesar de que perduren algunas insidiosas reminiscencias en nuestra Fraternidad de formas de apartheid las cuales atentan contra los principios masónicos por excelencia. Hombre y mujer son compañeros – comen del mismo pan – comparten el mismo destino. La lógica binaria que nos domina debe ser sustituida definitivamente por una lógica analógica.

La Masonería es dual: como organización iniciática es la garante de la tradición esotérica occidental pero en su otra vertiente, es decir, como asociación civil y secular anclada dentro de la polis, debe ser una pionera en la transformación de las conciencias y de las estructuras. La mixidad masónica se encuentra precisamente en este punto de equilibrio.





sábado, 24 de abril de 2010

Todos los hombres son hermanos

A raíz de las reflexiones de algunos Hermanos acerca de lo único que vale la pena en esta vida; alimentar nuestra propia alma y el trabajo interior, me acorde de un texto del Maestro Gandhi quien ni era masón, ni socialista y que sin embargo comparte una visión universal iluminadora: todos los hombres son hermanos. La perennidad y la sabiduría de sus palabras es abrumadora:

“Imaginaos, pues qué calamidad tiene que ser tener trescientos millones de parados, cuya situación se va agravando día tras día, por falta de trabajo, y que han perdido todo amor propio y toda confianza en Dios. Da lo mismo querer trasmitir la palabra de Dios a un perro que querer hacerlo con esos millones de hambrientos, cuya mirada ha perdido todo brillo y cuyo único Dios es el pan que esperan. La única manera de hablarles de Dios es proporcionarles lo que para ellos es sagrado: un trabajo. Ciertamente es mucho más bonito hablar de Dios alrededor de una mesa, con ocasión de un buen almuerzo, sabiendo además que la comida siguiente será todavía más sabrosa. Pero ¿qué hacer para hablarles de Dios a millones de hombres que sólo comen una vez al día? Para ellos, Dios no puede evocar más que la posibilidad de subsistir…Para los pobres, lo que atañe a su vida económica ocupa el lugar de su vida espiritual. No podéis interesar a millones de hambrientos con consideraciones de otro orden, so pena de hablar en el vacío. Pero dadles de comer y os convertiréis en su Dios. Les es imposible alimentar otros pensamientos…. Odio todo lo que sea privilegio y monopolio. Considero como tabú todo lo que no puede ser compartido con la multitud.”

Mientras impere la pobreza en el corazón de la abundancia, nuestra divisa de Libertad, Igualdad y Fraternidad se quedará en palabras muertas. Mientras exista una desigualdad abrumadora entre los ricos y los pobres, mientras la mayoría viva gobernada por la búsqueda alienante del pan diario y una minoría privilegiada, atada por la codicia de los metales, no habrá paz en la tierra, no habrá luz en las tinieblas, y este principio seguirá siendo una utopía inalcanzable sólo viva en el mundo de las ideas.

Pero Gandhi, nos enseña también que aunque sea una tarea difícil de realizar, no es imposible. Para lograr esta justicia fundamental que es el reparto equitativo de los bienes, piedra angular para que todos los hombres puedan realizarse espiritualmente, hay que trabajar en dos ejes paralelos inseparables: la transformación interna y externa, edificar personal y socialmente nuestro templo.

“El primer paso consiste en realizar los cambios que se imponen en nuestra vida personal, sometiéndonos a la parte superior de nuestro ser… Importa reducir al mínimo nuestras necesidades… Si, de este modo, hemos hecho todo lo que estaba en nuestro poder en nuestra propia vida, entonces, y sólo entonces, estamos autorizados para predicar este ideal entre nuestros camaradas y nuestros vecinos… Pero además de la necesaria transformación interna, hay que reconstruir desde sus cimientos el orden social… Trabajar por la igualdad económica equivale a abolir el eterno conflicto entre el capital y el trabajo”.

Alimentar nuestra propia alma es una tarea sublime y necesaria pero no es suficiente. ¿Como pretender alimentar el alma cuando los estómagos están vacios? Los más nobles valores morales sólo se pueden realizar cuando nuestras necesidades primarias están cubiertas: "como adentro es afuera, como afuera es adentro". Si queremos algún día que se realice el derecho inalienable de todo hombre a una vida espiritual rica, debemos esforzarnos en desterrar la pobreza material de esta mundo.

Gandhi, Todos los hombres son hermanos, Ed. Sociedad Educación Atenas, 1988.

jueves, 1 de abril de 2010

Marianne: una diosa en tierra laica

Hablar de Marianne es hablar antes que nada de un símbolo. Y como todo símbolo, es la encarnación de un concepto polisémico, multifacético y por lo tanto, objeto de múltiples interpretaciones, dependiendo en gran parte de los avatares históricos y de los entornos culturales. Glorificada y objeto de verdadera devoción por unos, aborrecida y ridiculizada por otros, tal ha sido el destino de esta emblemática figura femenina, que ha desatado durante los tres últimos siglos apasionadas polémicas.

A primera vista, puede parecer paradójico y hasta causar cierta gracia que el busto de Marianne, semidesnudo, llevando su característico gorro frigio, presida en muchas logias de corte liberal y adogmático, justo atrás del Venerable Maestro, entre el Sol y la Luna y a un costado del Triangulo, cuando muchos de los “Hermanos tres puntos” no se han destacado precisamente por su excesivo vanguardismo feminista. Dirán que tampoco los revolucionarios franceses quienes inventaron este emblema, elevando con Marianne, la mujer al rango de divinidad emancipadora, buscaron un cambio radical de la condición de sus esposas, madres e hijas. Pero esta es otra historia.


Así que cabe preguntarnos ¿Qué tiene que hacer en estas tierras laicas y uno de los últimos bastiones del machismo para algunos -, esta diosa cuyo simbolismo no remite al arte de la construcción?

Marianne, tal como la conocemos hoy, es el fruto innegable de los acontecimientos revolucionarios que transformaron Francia de un Estado absolutista en nación moderna, convergencia de la filosofía de las Luces y de la utopía masónica. Marianne es la personificación de la República y de la Laicidad y de sus valores plasmados en la tri-divisa: Libertad, Igualdad, Fraternidad. Sin embargo, su origen no se circunde sólo a la Francia del siglo XVIII, ni a la masonería. Es heredera de un mensaje universal que tiene sus raíces en la cultura grecorromana, que explica en parte su casi omnipresencia en el imaginario ligado a la construcción de las naciones modernas en Europa y América.
 
 
Marianne, cuyo significado al parecer no es más que el compuesto de dos nombres comunes, Marie y Anne (María y Ana), de paso, figuras bíblicas femeninas de primer orden, apareció en el telón político y social, por primera vez, en la convulsionada e incipiente republica francesa, la cual buscaba una imagen poderosa, susceptible de reemplazar la real y oficialista flor de lis en el inconsciente colectivo, un nuevo símbolo capaz de impactar la gran masa analfabeta de la época.
 
 
El sello del nuevo régimen sería el de una diosa encarnando la Libertad ilustrada por la Razón, de una profetiza pagana bajo los rasgos de una jovial joven, hija del pueblo que sus detractores asimilaron a menudo a la imagen de una sirvienta o a la de una prostituta. Retomando los rasgos de la Libertas romana, los revolucionarios mantuvieron algunos símbolos asociados a su imagen, pero le imprimieron su propio sello, creando un nuevo icono. Es así como desde sus primeras expresiones estéticas, en especial, pictóricas, Marianne no aparecerá acompañada de un felino, enemigo por naturaleza de toda coacción, pero sí con su típico gorro frigio de intenso color rojo, símbolo de la sangre derramada en la lucha por la abolición de la monarquía y del yugo clerical.
 
 
 
Recordemos aquí que, según los especialistas, el gorro frigio nació, como su mismo nombre lo indica, en la región de Frigia, situada en Asia Menor, actual Turquía y en Persia, hoy Irán. Atributo de Mitra, Dios de la luz solar y cuyo culto se desarrolló en la Roma antigua como una religión mistérica, organizado en sociedades secretas, exclusivamente masculinas, de tinte militar, de carácter esotérico e iniciático, pasó a ser el distintivo de los libertos, los esclavos liberados por sus amos.
 
Así se entiende como Marianne, encarnación de las virtudes laicas y del humanismo republicano: la libertad absoluta de conciencia, fundamentada en una emancipación de la conciencia individual; el espíritu racional que libera el juicio frente a una moral dictada por un dogma; la igualdad irrestricta de cada ciudadano ante la ley cualquiera sea su opción espiritual, bien sea creyente, agnóstico o ateo; el respeto a la diversidad procurando una real mixidad; la búsqueda del bien común y la realización de la justicia social, se funde y se confunde irremediablemente con la historia y los valores masónicos, por lo menos, los del Rito Francés.
 
Es ilustrativa, al respecto, toda la iconografía desarrollada de una Mariana como figura alegórica de la republica masónica. En este sentido, también, no es de extrañarse que bajo todos los gobiernos conservadores, pero en especial, en las sombrías horas del gobierno petinista de la II Guerra Mundial, tanto la Masonería como Marianne – se ha hablado de mariannofobia – hayan tenido que retirarse a una vida de clandestinidad.
 

Bibliografía:


Maurice Agulhon, Marianne, Réflexions sur une Histoire, 1992

René Merle - Marianne (conferencia), 2008

Jean-Marie Lamblard, Mariannes, Drapeaux et 14 juillet, 2007

Henri Ruiz-Peña, El laicismo, filosofía de la libertad (conferencia), 2002



miércoles, 24 de marzo de 2010

El Yunque

Los movimientos de ultraderecha en México no son algo nuevo bajo el sol. Se arraigan en una larga tradición, que podemos situar en la Cristiada y su colegionario, el Sinarquismo. La ideología cristera con su lema ¡Viva Cristo Rey!, es un claro ejemplo de esta ideología profundamente arraigada en México, oponiéndose a todo pensamiento de corte liberal y laico. El conflicto armado que podemos calificar de verdadera guerra civil que se desató entre 1926 y 1929 y que algunos han calificado de “guerra martirial” se desencadenó entre otros factores a raíz de la reglamentación, ordenada por el presidente Plutarco Elías Calles, del Artículo 130 de la Constitución (referente a las relaciones entre el Estado y la Iglesia), pero también por resentimientos gestados desde la Reforma de Benito Juárez impregnada de “sectarismo antirreligioso” y la Constitución de 1917, en particular por los artículos 3, 5 y 24. En palabras de Juan Landerreche Obregón, uno de los fundadores del Partido Acción Nacional (PAN), los arreglos alcanzados después de la Cristiada “de ninguna manera significaron que el esfuerzo, el sacrificio y la sangre de los cristeros hayan sido inútiles para la libertad de la Iglesia Católica y el respeto a la religión y a los fieles. Por el contrario, los cristeros demostraron al gobierno con sus sacrificios, sus esfuerzos y sus vidas, que en México no se puede atacar impunemente a la religión católica ni a la Iglesia... Y todo esto se demostró en forma tan convincente a los tiranos, que los obligó no sólo a desistir de la persecución religiosa, sino los ha obligado también a respetar la religión y la práctica y el desarrollo de la misma, a pesar de todas las disposiciones de la Constitución…” Heredero de este patrimonio espiritual, el Yunque desde los años 1950 ha extendido sus tentáculos en todos los sectores de la sociedad hasta llegar hoy en día a las más altas esferas de los tres poderes.

El Yunque, según Álvaro Delgado, eminencia periodística en esta materia, habría sido fundado hace más de medio siglo en la ciudad de Puebla, por Ramón Plata Moreno y Manuel Díaz Cid, con el supuesto propósito de “defender a la religión católica" de la triple alianza del Mal: el comunismo, el pueblo judío y la masonería. Desde este entonces, este movimiento sectario estaría conspirando desde la clandestinidad para imponer en México un proyecto autoritario, a través del PAN, uno de sus diversos instrumentos (cuyos tres últimos presidentes Manuel Espino, Luis Felipe Bravo Mena y César Nava Vázquez serían yunquistas) pero también mediante la intimidación y en caso de ser necesario, el asesinato.

La misión primordial del Yunque que también suele llamar a sus afiliados, soldados de Dios (aparentemente su obra de referencia sería la Ciudad de Dios, de San Agustín de Hipona) sería: defender la cruz con la espada; evangelizar las instituciones públicas; defender la vida “hasta la muerte”; luchar contra las fuerzas de Satanás, acciones llevadas a cabo desde la oscuridad y la infiltración perniciosa no sólo a través de los gobiernos estatales y poderes legislativo y judicial sino también al amparo de organismos ciudadanos y de la multicitada sociedad civil. Las supuestas causas justas como la defensa de la vida, la preservación de la familia y la moralidad, el desarrollo integral de la mujer, la seguridad pública y el bien común son entre otras tantas, instrumentos de camuflaje dentro de su proyecto de "vertebración social". A continuación, presentamos unas cuantas "asociaciones" bastante representativas de su filosofía (la lista no es exhaustiva):

Unión Nacional de Padres de Familia http://www.unpf.org.mx/;
Asociación Nacional Cívica Femenina http://www.ancifem.org.mx/;
Sociedad en Movimiento http://www.senm.org/;
Comisión Mexicana de los Derechos Humanos http://www.comexdh.org.mx/;
Testimonio y Esperanza http://www.testimonioyesperanza.com/;
Mejor Sociedad, Mejor Gobierno http://www.mejorsociedadmejorgobierno.org/;
Centro Nacional de Comunicación Social http://www.cencos.org/;
Vida y Familia http://www.vifac.org/;

Todas ellas actuando a plena luz del día y con una importante presencia en los medios de comunicación: perfectas pantallas de la acción subversiva del Yunque desde las catacumbas.

En fin, no conforme con secuestrar las instituciones políticas, sociales y empresariales del país, la “Organización” tomó, la decisión de crear su propia congregación religiosa en el interior de la Iglesia católica, inscrita en su proyecto de su expansión nacional y porqué no internacional, denominado "Operación Prometeo": es así como en 1972 nacieron los Cruzados de Cristo Rey bajo los auspicios del Padre José Manuel Pereda Crespo, ex militante juvenil del ultraderechista Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), encarcelado en 1968 por robar expedientes confidenciales de consejeros universitarios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La congregación ultraconservadora de los Cruzados hace figura de proa al lado de los Caballeros de Colón, los caballeros de Malta, la Familia Misionera, los Legionarios de Cristo y el mismo Opus Dei. No se deberá a una casualidad pues que Benedicto XVI en 2009 haya dado su bendición a los Cruzados al nombrar al sacerdote mexicano Pedro Miguel Funes Díaz, jefe de oficina en la Congregación para la Doctrina de la Fe, otrora la Santa Inquisición.

Dirán algunos que estamos en plena paranoia, que estamos exagerando viendo moros con tranchetes y que sólo se trata de ciudadanos de buena voluntad que sólo quieren hacer la diferencia con su grano de arena, luchando con la única arma a su disposición, su buena voluntad, a favor del bienestar de sus conciudadanos. Que somos unos incrédulos, puede ser. El caso es que desafortunadamente, no estamos en una novela de ciencia ficción ni tampoco se trata aquí de leyendas urbanas vinculadas por algunos ociosos. No pretendemos aquí de ninguna manera hacer una lectura de la historia en clave de conspiración pero tampoco podemos tapar el sol con un dedo.

El auge del Yunque que también se conoce como la Orquestra, con su engranaje paramilitar y fundamentalismo católico con tintes xenofóbicos, recordemos que la máxima de la secta es “El que obedece, no se equivoca”, es proporcional al declive flagrante de la Masonería en México, inexorablemente ligada a los gobiernos priistas y su apropiación casi exclusiva de la figura emblemática de Juárez. Como lo constatan muchos con melancolía, la Francmasonería mexicana ha pasado durante las ultimadas décadas de ser una elite dominante a una especie en extinción. Nos toca realizar un análisis profundo de esta situación al margen de la resurrección cíclica de la ultraderecha. De entrada, está claro que no cuenta con los mismos recursos financieros ni humanos pero esto no explica del todo la crisis en la que nos encontramos.

En palabras de Álvaro Delgado, ya es tiempo de acabar con las complicidades que han permitido a esta organización secreta infiltrarse en el poder de tal modo que hoy estamos frente a un asunto de salud pública. Sin embargo, para proceder a tal propósito se requiere voluntad política al más alto nivel que hasta el momento no se ha percibido. Ante este panorama casi apocalíptico de la vida pública mexicana, no cabe duda que la Masonería debe asumir su papel con responsabilidad, unirse para vencer en esta verdadera lucha ideológica. Definitivamente, no puede darse el lujo de dormir en sus laureles y quedar como una espectadora pasiva al margen de los acontecimientos que lastiman tanto nuestra sociedad, en especial, sus sectores más vulnerables como lo es la juventud.




 
Álvaro Delgado, El Yunque: La ultraderecha en el poder, 2003

Álvaro Delgado, El Ejército de Dios: Nuevas revelaciones de la extrema derecha en México, 2005

Álvaro Delgado, La cobardía del Yunque, Revista Proceso, 2009

Álvaro Delgado, El Yunque, asunto de salud pública, Revista Proceso, 2010

martes, 23 de marzo de 2010

Arthur Groussier (1863-1957): Observar, Reflexionar, Comprometerse y Actuar.



Conocemos el Templo Arthur Groussier del Gran Oriente de Francia ubicado en el 16 de la rue Cadet en Paris por ser el más imponente y emblemático de todos, donde se celebran las tenidas excepcionales y celebraciones más importantes de la Francmasonería francesa. Pero ¿quién fue este personaje ?

Nacido en 1863, en la ciudad de Orléans, Francia, desde su juventud, presentó un interés genuino por el mejoramiento de la condición obrera. A partir del 1890, tendrá actividades político-sindicalistas con una primera elección como diputado en 1893 bajo la égida del Partido Socialista junto a otros hombres cuya acción fue tan inspiradora como la de Jean Jaurès, Jules Guesde, Marcel Sembat y Edouard Vaillant.

Su gran obra, sin embargo, se plasmó en el nuevo Código del Trabajo y de la Previsión Social en Francia a partir del año 1910 y que se concretizará hasta 1927, recompilando todos los textos existentes al respecto e integrando nuevos. ¿A 100 años de su promulgación, tenemos que echar una mirada retrospectiva y entender lo que significó esta reforma y qué impacto tuvo para los trabajadores de la época?

La acción legislativa de Arthur Groussier y otros tantos, transformó radicalmente las condiciones laborales de los asalariados. Se trató, hay que decirlo, del paso del “derecho al silencio” al “derecho a la palabra” para millones de personas. Recordemos que durante todo el siglo XIX con su abrumadora industrialización y nuevos modos de producción, las condiciones de trabajo eran verdaderamente atroces, encadenado a las masas, incluyendo mujeres y niños a nuevas formas de esclavitud hasta ahora desconocidas. Toda forma de resistencia y organización colectiva de la clase obrera, por supuesto, no sólo era prohibida sino también reprimida violentamente. Para tener una viva idea de la situación, basta leer el Germinal de Zola. Es en este contexto pues que se inscribe la acción de Groussier, al cual por cierto, le fue ofrecido en varias ocasiones el portafolio del recién creado Ministerio del Trabajo (1906) y que en tres ocasiones rechazó. Concretamente, Groussier fomentó la codificación de la intervención del Estado entre el Capital y el Trabajo, la reglamentación de las condiciones laborales de la clase obrera que hasta ahora estaban totalmente sujetadas a la “buena” voluntad de los patrones, preparando el movimiento emancipador de 1936.

En este Código del Trabajo de 1910, se asentaron garantías tales como: las indemnidades en caso de accidente de trabajo; la implementación de normas de higiene y medidas de seguridad; la creación de los contratos colectivos; el derecho a la libre asociación y autonomía sindical; la duración de la jornada de trabajo fijada a no más de 12 horas para los hombres y de máximo 10 horas para las mujeres y los menores; el establecimiento de un día de descanso obligatorio a la semana; las pensiones para el retiro de los obreros y campesinos.

Arthur Groussier, en paralelo a su muy activa participación en la vida política francesa, tuvo un fuerte impacto en la historia de la Francmasonería en su calidad de Gran Maestro del GODF a partir de 1925 hasta 1940, ya que será nueve veces reelecto en su puesto. Iniciado desde 1885, a la temprana edad de 22 años en la Logia La Emancipación del GODF, también se afilió al mismo tiempo a la Logia Beneficencia y Progreso.

La gran obra masónica de Arthur Groussier radica esencialmente en la revisión del Rito Francés a partir de 1938. Esta transformación es considerada como un retorno a las fuentes originales y a un cierto simbolismo que había sido erradicado por la visión positivista y “modernista” de la reforma instaurada por Louis Amiable en 1886 cuya filosofía general era la “neutralidad entre las diversas creencias” y el hecho que “los datos seguros proporcionados por el estado actual de la ciencia deben ser aprovechados al máximo por nosotros”. Esta posición generaría profundas controversias entre Oswald Wirth, defensor de un simbolismo hermético y cierta corriente ocultista y el propio Amiable, cuya postura filosófica era más de tinte materialista y anticlerical. La discusión sobre la pertinencia o no de ciertos rituales y sus correspondientes símbolos se basaba en la concepción crítica de que eran en realidad una desviación de naturaleza religiosa y hasta supersticiosa. Es pues con esta herencia cultural que se operó el cambio quedando plasmado en lo que se llama hoy Rito Francés o Groussier. En este mismo tenor de ideas, es de notar que en 1948, escribiría una obra, Filosofía de la Energía, esfuerzo de síntesis conciliadora entre el materialismo y el espiritualismo.

Una faceta más polémica del Gran Maestro del GODF fue su actuación durante el doloroso periodo de la Segunda Guerra Mundial. El Gobierno de Vichy encabezado por el Maréchal Pétain, centró toda su furia oscurantista sobre los tres supuestos males que gangrenaban la sociedad francesa, a saber: los judíos, los comunistas y los francmasones. Frente a la práctica cotidiana de las persecuciones y las espoliaciones sistemáticas en contra de los francmasones y sus bienes, culminadas por la ley de 1940 que prohibía las sociedades secretas y una abierta propaganda antimasónica cuya apoteosis fue la película Fuerzas ocultas, Arthur Groussier decidió suspender todos los Trabajos en Logia enviando un carta al Maréchal al respecto el 7 de Agosto del mismo año. Lo que le fue reprochado a Groussier no fue sólo la forma, el tono, a la luz de la post-guerra, demasiado condescendiente pero también el fondo, aceptar la capitulación de la Masonería francesa ante la opresión del gobierno petinista, aunque fuera con la intención de salvar vidas humanas.  Algunos lo consideraron prudente, otros lo tacharon de demasiado obediente, lo que sí es que su prestigio se vio, a raíz de este episodio, un tanto opacado hasta su muerte a los 93 años .




Pierre Mollier, Pouvoir du Symbole, Politica Hermetica, n° 11, 1997

René Parod, Nous gagnons moins qu’en l’an 1500, Etude sur le travail et le capital, 1914

La Persécution des Francs-Maçons en http://www.contreculture.org/

Biografía de Arthur Groussier en http://www.assemblee-nationale.fr/

martes, 16 de marzo de 2010

El Rito Francés

Lo que conocemos hoy como Rito Francés o Rito Moderno ha pasado desde su fundación hasta el presente por varias transformaciones, oscillando entre continuidad y cambio, tradición y reforma.

Actualmente, se puede decir que existen dos corrientes que se concretizan en la práctica: Rito Francés Moderno (o Groussier) y el Rito Francés Tradicional (o Rito Francés Moderno Restablecido). A grandes rasgos, se puede decir que el primero es practicado por el Gran Oriente de Francia, mientras el segundo en la Gran Logia Nacional Francesa.

Ahora bien, ¿en qué consiste hoy el Rito Francés y cuales son sus especifidades respecto de los otros Ritos practicados en la Francmasonería?

Como bien lo explica el antropologo social Victor Turner, todo Rito de Paso (el cual implica un cambio de estatus dentro de un grupo determinado) se basa en un mito-fundador que gira alrededor de un tema central y un sistema simbolico, el de la muerte-resurreccion del iniciado. Cada ritual es la reconstrucción de un mito. Y en el caso de los rituales del Rito Masonico Frances, se vehiculan tres mitos fundamentales:

- El mito del Paso de las Tinieblas a la Luz.
- El mito de la Construcción del Templo de Salomón.
- El mito de Hiram

Ahora bien, desde un punto de vista conceptual, podemos decir que se apoya en cuatro pilares filosóficos:

1. La Libertad Absoluta de Conciencia o la Concepcion de una Masoneria Adogmatica y Laica
A partir de 1877, el Gran Oriente de Francia sufre una evolución profunda con la decisión de suprimir de sus trabajos la fórmula que obligaba a consagrar los Trabajos a la gloria del “Gran Arquitecto del Universo" como manifestación institucional de la defensa irrestricta a la absoluta libertad de conciencia de sus miembros, quienes están en libertad de creer o no creer en lo que les plazca. “La Masonería tiene por principios la absoluta libertad de conciencia y la solidaridad humana. No excluye a nadie por razón de su credo”. A partir de este momento, se distinguirá de los demas Ritos, en particular de los Ingleses, por su concepciòn laica e incluyente.

2. La Democracia como Forma de Gobierno
El Rito Francès se basa en una concepcion democratica y republicana del poder y del gobierno. Se manifiesta en las elecciones de sus oficiales y autoridades, en la denominaciòn de Presidente para designar a su Venerable Maestro asi como en la revocabilidad de sus mandatos. Desde 1775, el Gran Oriente de Francia imprimio una circular que sostenia que “La ley es la voluntad de la mayorìa”. Esta concepcion liberal y progresista se contrapone a los Ritos de York y Escoces que tienen una idea monarquica y aristrocratica del poder.

3. La Construccion del Templo Exterior
Mas que dedicarse a la acción filantropica y a las obras caritativas, el Rito Frances pretende construir el Templo de la Humanidad en base a la transformaciòn social y la aplicaciòn real de la Justicia. Los principios edificadores que sostienen su acciòn en la sociedad son los de la Libertad, Igualdad y Fraternidad. Si bien el perfeccionamiento individual es una de las principales tareas del Francmason, ésta no puede realizarse cabalmente si no viene acompañada de una genuina preocupaciòn por el progreso social, hic et nunc. Y si bien la vía iniciatica es un camino personalisimo en cuanto cada uno debe asumir la construcción de su templo interior, esta responsabilidad no exime de los deberes hacia la comunidad.

4. El Trabajo de la Razón
Las Logias anglosajonas se enfocan particularmente en aspectos ritualisticos. Por su parte, las del Rito Frances, entendiendose como verdadero factor de transformaciòn social, consideran el analisis de la realidad que nos rodea y la investigaciòn cientifica y racional como parte fundamental de los trabajos que deben realizar los integrantes de cada Taller.

El Rito Francés absolutamente ignora, a diferencia de muchos otros ritos masónicos, el pensamiento religioso, esotérico, místico, mágico y ocultista. Está en ruptura con toda metafísica; únicamente se apoya en los símbolos, las alegorías, y la razón.

El Rito Francés por su carácter eminentemente tolerante admite en su seno:
- Todas las creencias acerca del origen del Universo y su creación o no por el G.A.D.U.

- La participación activa de la mujer en un pie de igualdad dando a las Logias la triple opción de trabajar en un entorno exclusivamente masculino, femenino o mixto.

- La multi-ritualidad. El Taller, soberano y autónomo, decide si quiere realizar sus trabajos en complemento con otros Ritos.

No es que querramos aquí convencer de una supuesta superioridad o no del Rito Francés dentro de la Masoneria, que sea mejor éste o aquel, sino simplemente exponer sus caracteristicas distinctivas que conforman su identidad, su esencia.

Sus detractores, con razón o no, lo han criticado por ser positivista, racionalista y laicista, para no decir jacobinista, dejando de lado, en muchas ocaciones, el aspecto simbolico y hasta cierto punto, poetico de la Francmasoneria. Tambìen se le ha reprochado por estar demasiado inmerso en los asuntos politicos y publicos, conformando un cierto de tipo de sociabilidad pero olvidandose de sus aspectos ritualisticos.

Otros lo consideran como la imagen viva de Jano, este Dios de doble cara que voltea hacia el pasado y el futuro a la vez. Su vigencia radica en que ha sabido integrar la herencia de la sabiduria antigua pero también entender las problematicas y los desafios de su tiempo. Ha superado la aparente dualidad entre fidelidad a la tradición y busqueda constante de la verdad. "El Rito Francés jamás confunde lo sagrado, que es del dominio de las iglesias y de las religiones, con lo iniciático, que es del dominio de la última gran sociedad iniciática del mundo occidental, la Francmasonería".

Victor Turner, El Proceso Ritual, Taurus, 1988

Ludovic Marcos, Le Rite Francais entre Modernité et Tradition, Revista Joaben N°2 & N°3

Jean Van Win, Caracteristicas del Rito Frances, Revista Cultura Masonica, N°2, 2010

domingo, 14 de marzo de 2010

Prospectiva o el Pensamiento Anticipativo

Se relaciona etimológicamente con palabras tales como Perspectiva, Pronostico, Previsión, Predicción, Probabilidad, etc.…. Todos estos términos tienen una profunda relación y connotación con la visión o mirada hacia el futuro, lo cual nos lleva a menudo a confundirlos. La palabra Prospectiva es el claro antónimo de Retrospectiva (mirada hacia el pasado).

Si hablamos aquí de Prospectiva es que esta ciencia o mejor dicho esta metodología nos puede ser muy útil para pensar en una alternativa para la sociedad que queremos, pero también porque podemos aplicar este método a nuestra vida personal y profesional, en el ámbito empresarial o político, en el mundo profano como en el Masónico.

Brevemente y para poner en contexto, la Prospectiva es una ciencia creada recientemente. La palabra fue usada por primera vez por el filósofo francés Gaston Berger en 1967, el fundador del Centro Internacional de Prospectiva.

La Prospectiva como lo comenta nuestro Q:. H:. Marc Halevy no es predecir el futuro porque el futuro en sí no existe, esta siempre por crearse o inventarse. No es futurología, ni cartomancia o adivinación délfica.

El objeto de la Prospectiva es el presente, en su complejidad de variables internas y externas desde una perspectiva holística para plantear los futuros probables y deseables (los llamados futuribles).

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) define la prospectiva como el conjunto de tentativas sistemáticas para observar a largo plazo el futuro de la ciencia, la tecnología, la economía y la sociedad con el propósito de identificar las tecnologías emergentes que probablemente produzcan los mayores beneficios económicos o sociales.

El trabajo realizado en Prospectiva, desde mi punto de vista, es el complemento de la labor del historiador. El historiador reflexiona sobre el pasado para entender el presente (De donde venimos para comprender quienes somos). El del “Prospectivista” es entender las variables, paradigmas y parámetros del presente para entender y circunscribir el futuro (Quienes somos para saber no sólo A donde vamos o sea los futuros posibles pero también A donde queremos ir o sea los futuros deseables).

La prospectiva cuando estudia los futuros posibles se basa en las tendencias estructurales, las grandes corrientes económicas, sociales, culturales, etc., las fuerzas perdurables que dibujan el mundo y sus sociedades. De ahí, yacen los escenarios y posibilidades “reales” para el futuro.

Cuando hablamos de los futuros deseables, es decir, cuando visionamos el mundo o sistema ideal a donde queremos llegar o a quien queremos llegar a ser, es alimentar nuestra parte más creativa e innovadora. Pensemos en las utopías o sueños de un Platón, un Tomas Moro o más cercanos a nosotros de un Martin Luther King o de un Mahatma Gandhi.